jueves, 27 de noviembre de 2014

Mi barba tiene mil pelos





















Ante los tiempos de dificultad económica se interpreta como un símbolo de intelectualidad, austeridad e incluso de inconformismo.

El pasado 18 de mayo se estrenó en Estados Unidos la película Mansome, del director Morgan Spurlock, nominado a un Oscar por el documental Super Size Me, que demostró los efectos en la salud de los alimentos de McDonald’s. Vinculado siempre, de algún modo, al mundo de la estética, Spurlock indaga ahora en la problemática de ser hombre hoy, en una era en la que ellos parecen mucho más preocupados por su físico.  Lo que la mujer ha experimentado durante décadas (“estás fea”, “estás gorda”) ahora también afecta al os hombres.
En la película, aparece Jack Passion, el tipo con la barba más larga de Estados Unidos, que ha sido nombrado en varias ocasiones campeón del mundo en curiosos concursos de longitud de barbas. En su grabación, manifiesta que el estado natural del hombre es ser barbudo. Y por lo tanto, según su opinión, todos deberían conservar el pelo en la cara. "Los que se afeitan están atrapados en la adolescencia perpetua", sentencia. 
El director también habla sobre su bigote, un mostacho semicircular que él asegura que es la fuente de su creatividad (quizás inspirado en la doctrina judía que dice que el pelo en la cara es el puente que une la mente y el corazón; los pensamientos y las acciones). 
El pelo siempre ha sido una de las grandes preocupaciones de la estética masculina (sobre todo su ausencia). Y la barba, concretamente, un significante de edad y sabiduría en la mayoría de las culturas y religiones tradicionales. Pero en la actualidad, un grupo de jóvenes, mayoritariamente profesionales creativos, las lucen y las cuidan defendiéndolas como parte de su identidad y como símbolo de modernidad. 
 En las capitales de la moda hace ya tiempo que triunfan las barberías de toda la vida. Acabarán por expandirse aquí también y, por fin, acudir a ellas dejará de ser “cosa de señores mayores”. De hecho, cada vez hay más estilistas jóvenes que trabajan en estos establecimientos. Continúa leyendo aquí….

viernes, 14 de noviembre de 2014

El desfile más irreverente de Karl Lagerfeld para Chanel


























A los que seguimos a Cara Delevingne en redes sociales como Instagram no nos sorprende ver a la modelo enarbolando diferentes protestas por causas sociales. Lo que no nos imaginábamos es que Karl Lagerfeld montaría una manifestación sobre la pasarela, con su musa y con GiseleBündchen como “cabecillas”, para presentar su colección primavera-verano 2015 en la Semana de la Moda de París.

La Semana de la Moda de París no es solo moda y tendencias. Es espectáculo. Ha manejado a la perfección la puesta en escena de su último desfile en la capital francesa. Tanto, que sus propuestas para la próxima primavera-verano 2015 han pasado a un segundo plano compartido con sus estrellas, Cara Delevingne y GiseleBündchen.

Pero el “káiser” siempre va un paso más allá... Como tantos otros diseñadores para la próxima primavera-verano, Karl Lagerfeld se inspira en la década de los '70 en su nueva colección, pero él lo hace en la parte más irreverente y rebelde de aquellos “años locos”, en el espíritu del Mayo del 68, en los movimientos feministas y estudiantiles, en aquellas manifestaciones que querían cambiar el mundo. ¿El lema de su protesta? "Makefashion, notwar".

miércoles, 5 de noviembre de 2014

La moda de los marginados quiere marcar la pauta



A la industria no le basta con adaptar el estilo de los guetos y convertirlo en tendencia. Ahora tiene el ojo puesto en un grupo de diseñadores que han nacido en estas zonas desfavorecidas.

Al este de Brooklyn se encuentra East New York, uno de los barrios más peligrosos de la ciudad. Olvidado por la mayoría de los neoyorkinos, los medios se encargan de recordarles los altos índices de robos y asesinatos que se dan dentro de su perímetro, así como de la pobreza que reina en sus calles. Allí nació Shayne Oliver, artífice de la marca Hood by Air, un diseñador que ahora está en boca de todos y que, sin embargo, se formó en una escuela pública, algo poco habitual en el sector de la moda americano.

Estética japonesa, el hip hop y lo cyber, le ha valido una mención por el conglomerado de lujo LVMH, el benelplácito de Rihanna o Kanye West y el cartel de “agotado” en las tiendas de VFiles y OpeningCeremony. La industria ve en sus creaciones un soplo de aire fresco. 

Un amplio porcentaje de las clases medias mira con recelo a los guetos que se extienden alrededor del casco urbano. Allí crecen jóvenes que son conscientes de que el sistema les ha dado la espalda, y han desarrollado formas de combatirlo o de separarse aún más de él. En estos barrios hay violencia, pobreza y disturbios constantes, pero también un sentimiento de pertenencia que se plasma, entre otros factores, en sus formas de consumo y, sobre todo, en su estética.

Oliver es uno de los pocos diseñadores negros que están triunfando en la liga de los grandes nombres. Por eso, mientras Hood By Air desfilaba entre aplausos en Nueva York, la galería Pratt de Manhattan inauguraba el pasado invierno la exposición Black Dress, que albergaba los diseños de un puñado de diseñadores afroamericanos cuyos nombres no suenan en las publicaciones reconocidas, pero su influencia es rastreable en muchas de sus páginas. Continúa leyendo aquí…